Adriana Silvera - Prof Filosofía. Aletheia- Enero 2022-
¿Qué decir cuando no sabemos qué decir?
A veces no sé qué decir. ¿Te pasa?
Un acontecimiento como la muerte y la impotencia aparecen a nuestra conciencia de vida.
Años conviviendo con estas situaciones y no sabemos qué decir. Seguimos sin saber qué decir.
Nos impacta, conmueve e impulsa a preguntarnos algunas cosas...¿Qué pasó? ¿En qué momento fue qué…? ¿Pero si…? Como si fuera desconocido el hecho de que basta estar vivo para morir.
El dolor, la tristeza nos enmudecen psicológica y emocionalmente. Nos mostramos ignorantes. Preferimos serlo; vivir como si no existiera morir. Algo tan cotidiano y tan dejado de lado por nuetras ideas y reflexiones.
No nos detenemos a pensar genuinamente qué es lo que sentimos y por qué sentimos eso. La muerte es un hecho. La interpretación del hecho es cultural, intersubjetivamente construido, trasmitido, sentido.
Así es que contamos con una especie de recetario automático de tres o cuatros frases para referirnos en esos momentos, y que, a modo de consuelo correcto, seguimos repitiendo.
No hay preparación para la muerte como no hay preparación para la vida.
Algunos dicen que vivir es un arte, y si lo fuera sería hermoso sabernos capaces de poder crear y recrear mil veces la vida que tenemos.Pero no he escuchado decir que morir sea un arte, tampoco hay posibilidad de experimentarla y cambiarla muchas veces; más bien parece ser una realidad inalterable y tapizada con alambres; tapiz que nos roza constantemente, generando yagas, dolor, e incluso olvido.
No logro detenerme a sentirla, entenderla e interpretarla libremente. No logro trascender esa postura de dolor frente a la muerte.
El hecho.
La yaga.
La idea.
La interpretación de la idea.
Tampoco sé qué decir en otras ocasiones:
No sé qué decir cuando una persona que quiero -o no- me dice que está deprimida.
No sé qué decir cuando me comunican que no saben como continuar su vida.
No sé qué decir cuando muere un ser cercano- o lejano.-
No sé qué decir cuando una amiga me cuenta que fue violentada, golpeada o abusada.
No sé qué decirle a mi amigo homosexual cuando me cuenta, triste e indignado, las propuestas de hombres casados que solo le buscan por la “experiencia”, denigrando su ser y su dignidad, invisibilizandolo a favor de un objeto de experiencia.
No sé qué decir cuando una persona llora frente a mí...no sé qué hacer siquiera.
Paralizada.
Temerosa de hacer lo incorrecto.
Temiendo decir lo inadecuado, elijo no decir. ¿Lo inadecuado para quién?
Lo que diga, dirá algo sobre mí que no sé si quiero decir.
Me sobrepasa dignamente el escepticismo y relativismo existencial.
No sabemos cómo vivir, cómo significar, cómo relacionarnos con lo trágico que nos pasa; a su vez cada existencia es diferente, cada ser es un cúmulo de experiencias y significados diversos.
Doble problema: la duda y la relatividad.
Triple problema: el sujeto en medio de esos dos.
No basta con decir - actuar.
No basta con pensar - racionalizar.
No basta con sentir - querer
Hay que lograr confluir y vincular estas tres dimensiones en un nivel individual y conocerlos. No para dejar de sufrir, para entender y ser coherentes con el sentir del otro, si vamos a decir, digamos cosas que valgan la pena. Quizás así se sientan y sean más sinceras las palabras que tengamos para decir y puedan decirse libremente, sin culpas.
O entendamos que mejor sea practicar el silencio.
Email: adrianasilvera01@gmail.comTel: 095153652.
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